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La destrucción de una marca

  • Foto del escritor: Benjamín Edwards
    Benjamín Edwards
  • 20 sept
  • 1 Min. de lectura

Siempre (esto es una ley termodinámica) hacer las cosas bien demanda más energía que hacer las cosas mal, por ejemplo, crear un país que funcione bien y tenga reputación interna e internacional.


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El Perú demoró más de 20 años en estar listo para convertirse en una marca con renombre mundial, desde un trabajo enorme de diseño y orden institucional, impulso de la libre empresa hasta la revalorización de la comida y de los destinos turísticos y de inversión.


Perú-Nebraska fue el punto de partida público, sin dudas, pero una campaña refleja algo que ya estaba madurando hace mucho tiempo gracias a planes, ideas y gente, mucha gente talentosa, creativa, generosa y con una vocación a prueba de tentaciones extra laborales.


Lo que vemos en Machu Picchu no es más que la traición a todos esos principios que proyectaron al país durante 20 años. 

Crear una marca es un hito, destruirla solo un caso de estudio para escuelas de gobierno y de negocios.


Hacer las cosas bien requiere de mucha energía, hacerlas mal, casi nada.


PD: Tuve el privilegio de trabajar con Mincetur y Promperu por algunos años y vi, en primera persona, lo que era trabajar de la mano con un Estado del primer mundo.

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